Publicada con fecha: 2 noviembre 2008 (Diario de Yucatán)
Ya con el viejo en casa y después de la gira, en las que las Águilas ganaron dos partidos a Navojoa y perdieron la serie por limpia en Culiacán, me gustaría compartir con ustedes varios aspectos de la vida de un beisbolista cuando está en gira.
El “rumy”
Tal vez para muchos, un “rumy” (roommate, compañero de habitación) es un simple compañero, pero la realidad es que un “rumy”, como ellos dicen, es más importante de lo que parece, pues cuando no están en casa, ellos duermen, desayunan, comen y cenan juntos, sin contar el tiempo que están en el estadio antes, durante y después del juego. Generalmente son jugadores que comparten algún pasatiempo, la edad, el lugar de origen, si son lanzadores o bateadores o simplemente buenos amigos.
La necesidad de tener a un amigo con quién platicar, en quién confiar, discutir el juego o tener con quién ir al gimnasio. Si se antojan unas mantecadas con leche a las 3 de la mañana y tiene que salir del hotel al Oxxo más cercano, sabe que no va a ir sólo. Es lo que importa.
Y es que en lo personal, como esposa, no es sólo la compañía lo que me interesa; es el tipo de mentalidad. Un jugador con mentalidad positiva, ganadora, sin envidias, con valores, sano en todos los aspectos, tiene mi cariño y mi respeto.
Con los Leones de Yucatán, Fernando Alejos es el “rumy” de Oswaldo, y aunque han jugado la misma posición, el apoyo y admiración es mutua.
Otro ejemplo de jugadores que son muy amigos son Said Gutiérrez y Luis Borges.
Los Viajes: horas de vuelo y en la carretera
Si contara todos los viajes que tienen que hacer durante todo el año, tanto en verano como en invierno… ¡Uff!, son demasiados.
En avión o carretera, juegos de martes a domingo y el lunes que es día de “descanso” casi siempre es el día en que se van o regresan de gira.
Las niñas y yo esperamos toda la semana para que el viejo regrese de gira y así poder salir a comer o a pasear, pero así como nosotros queremos salir, lo que él quiere es estar en casita y no comer en un restaurante.
Lo lamentable
No sé si es falta de organización o comodidad por parte de las directivas de los equipos en ambas ligas profesionales de béisbol en México, pero con tantas pruebas antidopajes y reglamentos para asegurar que el jugador no consuma sustancias que ayuden a aumentar su rendimiento, la única opción que los jugadores tienen para tener un rendimiento en este deporte es con una dieta excelente, adecuada para mejorar su rendimiento físico.
En casa yo me encargo. Pero en gira, ni mencionar la cantidad de dinero en viáticos que les dan. En ocasiones el equipo arregla desayuno y comida bufete para los jugadores en el hotel. Eso sería lo ideal, pero por razones que desconozco ya no lo hacen así. La cena, que es la ración más fuerte e importante de todo día para ellos, en el 90% de los casos son tacos en la calle. No hay más, el juego termina tarde y a esa hora ya no hay restaurantes abiertos en la mayoría de las plazas donde juegan (Mérida es una excepción).
Sin contar los problemas estomacales y enfermedades a la que se exponen (cuántas veces escuchamos que algún pelotero no puede jugar por problemas del estómago), se exponen a la inseguridad que reina en este país.
En la pasada gira de las Águilas por Culiacán, varios jugadores, tanto Mexicali como de los Tomateros, estaban cenando en uno de los pocos establecimientos que permanecen abiertos después de medianoche, cuando unos muchachos con pistola en mano les quitaron todo, incluso el vehículo de un jugador de Culiacán.
Estos son algunos aspectos sobre la vida del beisbolista profesional en México. Espero les haya gustado. Nos vemos el próximo domingo.

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