lunes, 12 de abril de 2010

Descifrando el Momentum


Es impresionante observar al jugador de béisbol batear de 4-4, ó entrar de emergente con la casa llena y dar home run. La sensación de todo un equipo cuando regresan de una desventaja en la última entrada y logran ganar el juego.

Esta situación en específico, se le conoce como MOMENTUM, algunos psicólogos lo denominan impulso psicológico. Pero, ¿Realmente existe? O acaso es ¿Sólo un cambio temporal en la confianza y el estado de ánimo, y realmente es capaz de cambiar el resultado del juego o de una temporada? Y si… como es de esperarse, hay varias opiniones al respecto.

Un aspecto interesante en la definición de este concepto es que “afecta las percepciones de los competidores, así como la calidad del rendimiento y el resultado de la competencia". Es muy común observar que en la mayoría de los estudios y análisis deportivos se enfocan en los términos cuantitativos para tratar de entender estos impulsos ya sea de manera individual o colectiva, cuando el equipo está ganando ó perdiendo.

En el ámbito del béisbol, un artículo del Wall Street Journal, observó que en los playoff del año pasado en el béisbol de grandes ligas, no hubo el mismo efecto en la postemporada en equipos donde tuvieron un momentum al final de la temporada regular. Expertos en opinión deportiva incluso en deportes como el basquetbol tienen argumentos en contra de la existencia de este momentum psicológico, al menos en el resultado de cada juego.

Incluso aquí en México hemos sido testigos en varias ocasiones de cómo un equipo con tendencia ganadora al final de la temporada regular, tiene resultados totalmente opuestos. Y a nivel individual, jugadores con excelente temporada regular y en play off, no reflejan en absoluto su nivel.

Si este tipo de enfoque no lo podemos ver reflejado en números y estadísticas, entonces no estamos observando el panorama completo.
Investigadores y psicólogos deportivos recomiendan observar el impulso ó Momentum desde una perspectiva cualitativa. Tal vez existan parámetros subjetivos basados en la confianza del atleta ó el equipo que contribuya al éxito ó fracaso y que no se aprecie a simple vista en los números y estadísticas.

Jeff Greenwald (especialista en psicología deportiva), nos dice que la razón principal por lo que el momentum es tan poderoso, es porque se intensifica la sensación de confianza que éste brinda, el aspecto más importante en la cima del rendimiento.
Existe un término en psicología deportiva; denominado auto eficacia, que es simplemente la propia creencia del jugador en su habilidad para realizar una encomienda. Generalmente, el éxito del jugador depende en su eficacia. Durante el periodo del Momentum, el índice de auto eficacia es muy elevada y los jugadores obtienen éste impulso cuando su habilidad coincide con los logros obtenidos.

Es un estado emocional en donde ellos experimentan un incremento en su energía y motivación, pues obtienen un sentimiento de auto control total. Además durante este momentum positivo, la persepción personal de cada jugador también cambia. Pues se sienten totalmente invencibles y llevan su trabajo y rendimiento a un nivel más elevado.
¿Tiene la capacidad con una jugada clave un solo jugador levantar este impulso psicológico? O es ¿un verdadero trabajo en equipo en donde un rally levante la moral y confianza para el siguiente juego?

El momentum en el deporte ya sea en el comportamiento, evento ó serie de eventos positivos ó negativos. Lo determinan 6 elementos claves, conformando una cadena de momentum.

En primer lugar, el momentum da inicio con un evento precipitado (o detonante), como por ejemplo, un home run (como detonante positivo) así como problemas internos y falta de motivación (detonante negativo). El efecto de este evento en cada atleta varía dependiendo en su propia percepción del juego ó de la situación, de su autoconfianza y la capacidad de cada uno de controlar cada evento.

En segundo lugar, conlleva a cambios en la percepción y sus efectos. Otra vez, depende en cada atleta, y su confianza personal determinará que tan fuerte va a reaccionar a cada situación, al punto en que teniendo estos cambios psicológicos como el estress y enojo derivadas de situaciones negativas ó sentimiento de renovación de energía después de sucesos positivos.

En tercer lugar, el cambio en el comportamiento vendrá a raíz de todas estas percepciones internas. Los mismos compañeros de equipo y hasta los mismos aficionados serán capaces de observar cambios verdaderos en el estilo y forma de desempeñarse del jugador, como reacción totalmente directa a esta cadena de momentum positiva ó negativa.

En cuarto lugar, el siguiente paso muy lógico después de los cambios en el comportamiento es notar un “cambio en el rendimiento”. Sin un evento precipitante (que es el detonante) no habrá cambios notables en el comportamiento y el mismo rendimiento.

En quinto lugar, en deportes como el béisbol, en donde el momentum es una calle de doble carril dependiendo como se desarrolla el juego, se cambia el flujo del momentum. También vemos cómo influye el nivel de experiencia en los jugadores. Vemos como jugadores titulares y experimentados pueden manejar los altibajos de un juego mejor que los novatos.

Y por último, el final de la cadena se da, cuando hay un cambio de resultados inmediato. Vemos que cuando hay presión de un suceso en particular, como detonante contra un equipo, los jugadores pueden salir de su ritmo normal, de su nivel de confianza y empiezan a dudar y sobrevaluarse en su rendimiento y habilidades. Los atletas como los jugadores de béisbol no necesitan centrarse conscientemente en sus habilidades durante el juego.
Pero la presión provocada por elementos y eventos negativos, desvían completamente este modo “automático” en su mecánica y en su juego. Obligándolos a re-iniciar y auto evaluar mecánica y movimientos para poder corregir y revertir el problema.

Y es que en la mentalidad del jugador está perfectamente claro cuál es su función. Que cuando están atravesando por esta etapa de momentum negativa, enfocan toda su energía en no fallar, e inconscientemente pasan de una mentalidad ofensiva (si están en su turno al bat), a una mentalidad defensiva. Se concentran demasiado en el resultado y no se permiten disfrutar su juego, ni jugar libremente. Y se preocupan en exceso por las consecuencias de su rendimiento, y no se enfocan en los cambios que necesitan hacer en ese momento.
Sin embargo, es indudable que continuemos observando este tipo de impulsos y momentum en los juegos, durante la temporada.

Yo los invito a realizar un pequeño experimento cuando asistan a los juegos de béisbol. Observen a los jugadores, al cuerpo técnico y vean sus reacciones. Traten de detectar esos “eventos precipitantes ó detonantes” que puedan cambiar el rumbo del juego ó iniciar ése impulso en un equipo y sus jugadores.

Por supuesto, que la comunicación efectiva, el respeto y la motivación por parte del manager ó coach siempre facilita y conlleva a tener esos impulsos positivos ó momentum tan deseado por todos nosotros.



Bibliografía:

Lee Crust and Mark Nesti. York St. John College. U.K. A Review of Psychological Momentum in Sports: Why qualitative research is needed.

Jeff Greenwald, Riding the Wave of Momentum.

Jim Taylor and Andrew Demick. Multidimensional Model of Momentum in Sports.

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