miércoles, 10 de febrero de 2010

Odio hacer ejercicio

¿Cuántas veces he escuchado esta frase?

¿Cuántas veces la he dicho yo misma?


Hacer ejercicio se pone de moda cada inicio de año, cada que abren un nuevo gimnasio ó inventan otro aparato para marcar el abdomen y hacer ejercicio en casa.

En lo personal, en ocasiones es un poco frustrante ver con qué facilidad Oswaldo programa su rutina de ejercicios, fuera de temporada se levanta temprano deja a las gemelas en la escuela y de ahí sigue su ruta al gimnasio, cinco veces a la semana, continúa con su entrenamiento de pre pre temporada y aún así en las noches me invita a hacer algo de abdominales con él.
Al final del día, yo estoy sin ánimos de seguirle el ritmo.

Sin embargo, estoy convencida de los beneficios que produce la práctica del ejercicio, aunque actualmente no me agrada en nada la idea de ejercitarme.

A lo largo de la historia; la sola idea de tener “qué hacer ejercicio” les habría parecido ridícula a nuestros antepasados.
De hecho, la simple supervivencia siempre ha exigido un grado de actividad física que hacía del descanso un lujo. Rara vez las personas han sido tan sedentarias como para necesitar hacer ejercicio aparte del que ya realizaban a diario.

Pero en el mundo industrializado de hoy en día, la mayoría de la gente no necesitamos cazar, ni pescar, ni arar la tierra para obtener el alimento. No necesitamos caminar ni correr largas distancias para ir de un lugar a otro, ni cortar árboles para construir refugios ó encender fogatas.

Casi todos trabajamos sentados, viajamos sentados y estamos sentados durante los ratos libres, por lo que la necesidad de practicar ejercicio a cualquier hora del día es una invención totalmente moderna.

Sin embargo, no nos damos cuenta de que nuestros cuerpos evolucionaron en entornos muy difíciles y que, por lo tanto están hechos para ser usados, ya que de lo contrario se deterioran más rápido de lo que debieran.

Sabemos que muchas de las enfermedades que afecta a nuestra sociedad se debe a lo poco que usamos nuestro cuerpo.

De esta manera, el aumento de las enfermedades cardiaca y arterial está tan relacionado con la falta de ejercicio, así como con la alimentación no sana.

Una actividad física insuficiente también predispone a padecer transtornos musculoesqueléticos, problemas gastrointestinales, enfermedades nerviosas y emocionales y una larga lista de otras dolencias.

Pero aún así la gran mayoría de las personas (como yo) que comenzamos programas de ejercicios no perseveramos. Y los gimnasios ganan mucho dinero en inscripciones anuales a personas que al cabo de unos meses, (en mi caso semanas)... lo dejamos.

Otros (también como yo) gastan importantes sumas de dinero en todo lo necesario para hacer ejercicio en casa como bicicletas estáticas, pesas y toda clase de aparatos, para después del primer momento dejarlos y convertirlos en colgadero de ropa.

Esta manera de comportarse es lo mismo que pasa con las personas que se ponen a hacer dieta para adelgazar. Pero es imposible alcanzar el peso ideal y mantenerlo sólo tomando la decisión de hacer dieta; ó el último régimen de moda, o con pastillas y bebidas que prometen resultados mágicos.

La única manera de conseguirlo es cambiando para siempre la forma de comer, adquiriendo hábitos alimentarios buenos y sensatos en los que pueda preservar el resto de su vida.

Mi realidad, es que una parte de mi se resiste a hacer ejercicio y detesto la sola idea de hacerlo, ése es mi "yo perezoso".

Y es que el ejercicio acondiciona al corazón, las arterias y la respiración; aumenta la vitalidad, favorece la limpieza de la sangre estimulando la circulación y la transpiración; aporta una sensación de fuerza y bienestar, en parte por la liberación de endorfinas, que son esas moléculas que nos hacen sentir felices y más tolerantes al dolor o molestias, también eleva la circulación del oxígeno por todos los órganos, quema calorías, fortalece el sistema inmunológico, reduce el estrés, baja el nivel de colesterol en la sangre.


Y es que con todos estos beneficios ¿Cómo no querer hacerlo?.


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